La alimentación y el cambio climático son dos conceptos estrechamente ligados. Qué comemos y cómo lo hacemos, tiene un impacto ambiental. Pero puede variar según los nuestros hábitos.

huella ecológica de nuestra dieta

Descubre cómo reducir la huella ecológica de tu dieta

El uso del suelo, la cantidad de agua que se necesita o el envasado de los alimentos son conceptos clave a la hora de reducir la huella ecológica en nuestra dieta. Hacemos un repaso a las principales variantes que pueden marcar la diferencia.

La huella hídrica

Es un indicador del uso de agua dulce que hace referencia tanto al uso directo del agua de un consumidor o productor, como a su uso indirecto.

Se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Por lo tanto, la huella hídrica es el primer indicador al que debemos atender. ¿Sabes qué cantidad de agua se necesita elaborar los productos de tu nevera?

Por ejemplo, producir un kilogramo de ternera puede llegar a los 15.000 litros de agua. A los 10.000 litros el kilo de carne de cordero. Un kilogramo de patatas reduce su gasto a 287 litros de agua,  214 litros un kilogramo de tomates o 237 litros un kilo de lechuga. Por lo tanto, consumir menos carne y productos lácteos podría reducir en dos tercios la huella de carbono de los alimentos de un individuo, según el estudio de Oxford, publicado en la revista Science.

huella hidrica

Infografía de Water Footprint Network sobre la huella hídrica de algunos alimentos

Es importante atender a este dato a la hora de planificar nuestra dieta si queremos ser más sostenibles. España, según los datos de Water Footprint Network, tiene la octava huella más grande del mundo, con 6.700 litros de agua por persona al día.

Una herramienta que nos puede ayudar es la calculadora de Water Footprint Network. Lleva a cabo una estimación del gasto de agua de cada paso de la elaboración de dicho producto, proporcionando el dato -aproximado- de la huella hídrica total.

Sin embargo, no existe unanimidad respecto a las directrices para seguir una dieta más sana y sostenible en este aspecto, ya que existe cierto componente cultural. Tanto es así, que cada país sigue sus propias recomendaciones en este sentido.

Omán recomienda una ingesta de lácteos diaria de 118 mililitros, frente a los 710 mililitros en EE.UU., lo que equivale a una emisión de gases de efecto invernadero de 0,17 y 1,10 kilogramos de CO2 por día, respectivamente, declara el estudio  publicado en Nutrition Journal.

El transporte

Muchos de los alimentos que consumimos en nuestro día a día, viajan largas distancias para acabar en nuestros supermercados. Son los llamados «Alimentos Kilométricos». Ponemos un ejemplo:

Los datos, facilitados por Data Comex, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, corroboran que en 2018 se importaron más de 52.646 toneladas de garbanzos, los cuales recorrieron de media 7.500 km, lo que implica unas emisiones de 6.900 toneladas de CO2.

Según datos de la organización ecologista Amigos de la Tierra, más del 80% de los que consumimos proceden del mercado exterior. en 2019, España importó 43,35 millones de toneladas de alimentos en 2018, los cuales recorrieron cerca de 7.000 km y generaron más de 6.500 millones de toneladas de CO2.

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Infografía de Amigos de la Tierra sobre los Alimentos Kilométricos

Prestar atención a la procedencia de los productos que adquirimos, así como consumir alimentos de kilómetro 0, proximidad y temporada también contribuirá a que nuestra dieta sea más sostenible.

Si quieres saber cuánto CO2 hay en tu dieta, puedes consultar la calculadora de Amigos de la Tierra «Alimentos Kilométricos».

Deforestación

Otro de los aspectos a tener en cuenta es cómo se produce nuestra dieta. Ya hemos visto que podemos averiguar la cantidad de agua que se requiere y de dónde proceden los productos. Ahora nos toca saber de qué forma son producidos.

La deforestación es una de las causas que esta acelerando el problema de la emergencia climática. Y debemos tener claro que, en ocasiones, está relacionada con la producción de ciertos alimentos.

“Los ciudadanos europeos somos responsables de más del 10% de la deforestación generada para cultivar en tierras que antes eran bosque” señalaba Elena Domínguez de WWF a La Vanguardia. “Un 80% de esa deforestación se debe a la agricultura intensiva que arrasa los bosques para producir en el mismo suelo productos como la soja- Un 87% de la soja importada por la UE se destina a la producción de piensos para la alimentación de animales de granja-, la carne de vacuno y el aceite de palma”.

Puedes conocer más acerca de la relación entre deforestación y la producción de alimentos en este documento de la FAO.

Desperdicio de alimentos

En este sentido, desde la FAO se han pronunciado alto y claro: Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercero del mundo en emisiones.

Recientemente hemos podido saber que casi mil millones de toneladas de alimento se desperdician al año en todo el mundo. El 17% de todos los alimentos disponibles, la mayor parte en los hogares.

Entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas a los alimentos que no se consumen, si se tienen en cuenta las pérdidas antes del nivel de consumo.

Tener en cuenta las fechas de caducidad, planificar las comidas u ordenar nuestras despensas son algunas soluciones sencillas para reducir nuestro desperdicio de alimentos. Además, apps como ComidAprueba permite medir el impacto que tienen sobre el planeta los alimentos que consumes, así como acceder a recetas que te dan ideas para reducir tu desperdicio de alimentos e información sobre los que consumes habitualmente.

Envasado

La última de las claves que abordamos para una dieta sostenible es algo tan sencillo como la forma en la que nosotros, como consumidores, los adquirimos.

Los envases y residuos producidos por las industrias alimentarias tienen un gran impacto en el medio natural. Pese a que desde la industria señalan que es importante la función de ciertos envases – informan a los consumidores de las características de un producto, sus beneficios nutricionales, ingredientes y procedencia- muchos de ellos no son necesarios o están sobre envasados.

Por lo tanto, para que nuestra dieta sea más respetuosa con el Medio Ambiente, debemos actuar como consumidores conscientes. En la medida de lo posible comprar a granel con bolsas reutilizables, y si no hay ninguna alternativa- papel, cartón, etc- y consumimos embalajes de un solo uso, será importante separarlo correctamente para facilitar su posterior reciclado.

Nutrición y Medio Ambiente

Son muchas las variables que determinan una dieta equilibrada y sostenible. Pero el primer paso para cambiar nuestros hábitos es ser conscientes del problema y del poder que tenemos como consumidores.

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Pero si quieres saber más acerca de esta materia, te recomendamos el curso online en Nutrición y Medio Ambiente. Esta formación a distancia, capacita a los alumnos para elaborar dietas y menús saludables a través de unas pautas generales. Todo ello gracias a una visión multidisciplinar que tiene en cuenta los factores nutricionales y ambientales de los alimentos.