Hoy, como cada 26 de enero, se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental.

Cuando se realiza una actividad de educación ambiental, es muy importante tener presente en todo momento el objetivo último de este tipo de educación: conseguir la implicación y participación de los asistentes para conservar y mejorar los valores ambientales, haciendo frente a los problemas ambientales existentes.

Es un objetivo complejo, porque implica conseguir que los participantes actúen por iniciativa propia a favor del medio ambiente. Existen diversos caminos para facilitar la consecución de este objetivo tan ambicioso, pero todos ellos deben abordar tres etapas en el proceso educativo del individuo.

Como decía el ecólogo senegalés Baba Dioum:

“Conservaremos sólo aquello que amemos,
amaremos sólo aquello que entendamos
y entenderemos sólo lo que se nos enseñen”.

Básicamente se trata de tres etapas ordenadas, que pueden ser más o menos complejas en función de la amplitud, duración y profundidad de la acción educativa, pero que tienen que estar presentes siempre y en orden.

Educar para la participación

En primer lugar se trata de dar a conocer elementos y relaciones existentes en el medio ambiente, de fácil comprensión para los asistentes, estableciendo una conexión entre los participantes y dichos elementos y fomentar su espíritu crítico.

Una vez los asistentes han adquirido el conocimiento necesario para comprender el fenómeno o el recurso, se trata de que adquieran conciencia de por qué es importante que existan esos elementos y a qué amenazas o riesgos se enfrentan estos valores medioambientales.

El participante conoce un elemento del medio ambiente, comprende su importancia, y descubre que ciertas amenazas pueden hacer que desaparezca. Entonces comprenderá que si desaparece el recurso, el valor importante que había detrás de dicho elemento, desaparecerá a su vez.

Lo siguiente es sensibilizar y motivar lo suficiente para que ese participante pase a la acción. Se trata de educar mediante la acción, mediante la participación.

No obstante, el éxito de la educación ambiental se constatará cuando fuera del ámbito del programa educativo, las personas que hayan participado en el proceso, actúen y participen motu propio en la protección y conservación del medio ambiente, incorporando esta actitud a su cotidianeidad.

Con estas premisas, el Instituto Superior de Medio Ambiente ha diseñado y desarrollado el programa formativo de Educador e Intérprete Ambiental, que ofrecerá una visión pedagógica y global de la educación ambiental a los futuros profesionales del sector.

Además, el curso capacitará a los participantes para desarrollar programas de educación ambiental, les aportará herramientas pedagógicas y una base de materiales y recursos para realizar actividades educativas, y les proporcionará técnicas de comunicación y diseño de materiales de interpretación ambiental.

Si deseas recibir más información sobre el curso o tienes dudas al respecto, consúltanos a través del correo: info@ismedioambiente.com o en el teléfono: 91 444 36 43