El agua es un recurso limitado y fundamental para el desarrollo de la vida. Sin embargo, se ve sometido a muchas presiones antrópicas (es decir, generadas por el ser humano) que pueden afectar potencialmente su calidad. Las principales razones para el establecimiento de programas de monitoreo de la calidad del agua tienen que ver con la necesidad de verificar si la calidad del recurso cumple con las condiciones para los usos requeridos, con la determinación de las tendencias de la calidad del ambiente acuático y como éste se ve afectado por el vertido de contaminantes originados por actividades humanas y con la estimación de los flujos de contaminantes y nutrientes vertidos a las masas de agua. Los resultados de estos monitoreos se suelen analizan mediante el uso de indicadores.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE, 2003) define un indicador como “un parámetro o un valor derivado de parámetros, que sugiere, proporciona información acerca de, o describe el estado de un fenómeno, el medio ambiente o un área, con un significado que se extiende más allá de que estén directamente vinculados con el valor de un parámetro”. Aplicando esto a la gestión hídrica, se podría definir un indicador de la calidad del agua como “un parámetro o valor derivado de parámetros que sugiere, proporciona información de o describe el estado de calidad de las aguas que se estén estudiando”.

La Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre de 2000, más conocida como Directiva Marco del Agua (DMA), la Unión Europea sigue una política conjunta en materia de gestión del agua, basándose en la determinación de una serie de índices e indicadores para determinar el estado de las masas de agua de una demarcación hidrográfica. En España, por ejemplo, son de común aplicación índices como IBMWP y IASPT para macroinvertebrados; IPS e IBD, para las diatomeas; IGA y concentración de clorofila para fitoplancton; etc.)

Estos indicadores van a ser, de manera general, biológicos para determinar el estado ecológico; y químicos (presencia de sustancias prioritarias) para determinar el estado químico. El estado global de una masa de agua será el compendio del estado ecológico y del estado químico.

El curso de “Técnico en Gestión de Ecosistemas de agua dulce. Control y evaluación del estado ecológico ofrece la formación necesaria para dar respuestas y soluciones a todo aquel técnico o personal interesado en los problemas actuales en materia de manejo de recursos hídricos y seguimiento y control de las características cualitativas y cuantitativas de las masas de agua, así como, en la determinación del estado global de las mismas.

Para ello cuenta con un profesorado con una dilatada experiencia en materia de estudios ecológicos, fisicoquímicos y biológicos de calidad de las aguas, caudales ecológicos y la aplicación de índices biológicos e hidromorfológicos.

Este curso, de 120 horas de duración, se imparte de forma Online a través del Campus Virtual del Instituto Superior del Medio Ambiente (ISM) y cuenta con horas de desarrollo práctico, además de las explicaciones teóricas y las evaluaciones necesarias para adquirir los conocimientos necesarios para conocer los requisitos y aplicación de la Directiva Marco de Aguas y otros instrumentos utilizados en la planificación hidrológica.

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